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jueves, 27 de junio de 2024
Momentos de rotura del pensamiento II - La flecha del tiempo
Hola de nuevo. En la anterior entrada nos quedamos con las preguntas fundantes de la Filosofía. Vimos además algo de Sócrates, Platón y Aristóteles. Tres preguntas que ustedes han tenido que intentar responder apelando a sus conocimientos adquiridos tanto dentro como fuera de la escuela.
Estas preguntas trataban de situar un modo de ver el mundo que generaba una situación nueva. Como vimos, fue a partir de viajar, observar y mirar hacia el firmamento que se pudo empezar a plantearse otros modos de ver. El cielo, tanto de día como de noche, genera un montón de interrogantes. Es muy interesante como las diferentes culturas han intentado interpretar el movimiento y la posición de los astros. Tales de Mileto, como vimos, pudo plantearse sus cálculos gracias que los babilonios y egipcios observaron esos movimientos y tomaron nota de ellos.
En nuestra América, los habitantes originarios, también miraron hacia el cielo. Comprender los ciclos de las estaciones, los movimientos lunares y los planetas que se ven a simple vista han ayudado para la construcción de calendarios y proponer cosechas entre otras acciones.
Los Huarpes, un pueblo originario de la región del Cuyo, tenían una concepción del mundo elaborada a partir de sus observaciones del cielo. Su concepción - aún expresada en lenguaje mítico - era dual. En ella existía un polo masculino representado por Xumec (el Sol), que irradiaba la energía de Hunuc Huar confiriendo vida al planeta, y un polo femenino encarnado por Che (la Luna) y Pelme Tau (la madre Tierra), que eran las receptoras de la radiación solar. En esta perspectiva cósmico-telúrica en la que todo tiene vida (biocéntrica), la astronomía representaba un mapa y una orientación que establecía las épocas propicias para las actividades agrícolas.
En las respuestas de la actividad que ustedes han ido enviando ha prevalecido el lenguaje científico haciendo referencia al Big Bang como origen del universo y a los átomos como composición de la materia. En este caso entendiendo que los átomos están constituidos por otras subpartículas en una complejidad fascinante de la Física cuántica. No obstante, también algunos de ustedes han hecho referencia al lenguaje religioso y la figura de una divinidad. ¡Qué interesante sería contextualizar estas discusiones y hablar – como hace la Filosofía – de diferentes lenguajes!
Más complejas han sido sus respuestas a la tercera pregunta pues aparecía la duda de si se refería a el mundo físico o a las sociedades o culturas. ¿Todo se podría explicar por las relaciones causa efecto? Avancemos en el pensar quebrado.
La Flecha del Tiempo
Como les comentábamos en la entrada anterior, la idea es poder señalar algunos momentos de la historia donde el pensamiento se quiebra. Momentos – como el que vivimos con el COVID – en que lo esperado queda desplazado, movido. Momentos que generan incertidumbre.
Si el primer momento que les presentamos fue el paso del pensamiento mítico al pensamiento racional de los griegos, en esta entrada hablaremos de la aparición de la Flecha del tiempo. Uno podría decir que el tiempo siempre ha sido igual. Pero las concepciones del tiempo que tenemos los humanos suelen oscilar entre dos polos.
Por un lado tenemos el tiempo cíclico definido por una concepción del tiempo en que todo se repite: al invierno le sigue la primavera, luego el verano, el otoño y de nuevo el invierno y vuelta a comenzar.
Siguiendo este ciclo tenemos el tiempo de siembra, crecimiento, cosecha, descanso y volver a comenzar. Las semanas las empezamos el domingo (o el lunes en según que culturas), terminan el sábado y vuelven a empezar. A cada anochecer les sigue la noche y un amanecer. Siempre, siempre, siempre el ciclo se cumple. Un año, las fases de la luna, los campeonatos de fútbol…
Por el otro lado tenemos el tiempo concebido como una línea en la que no podemos volver atrás. Este instante en el que están leyendo esto no volverá. Los años se van sumando y nunca se puede volver atrás. Saben, por la ciencia ficción, que los viajes en el tiempo – sobre esa línea – siempre generan problemas. El tiempo es concebido como una dimensión – la cuarta – en la que se desplaza lo existente.
¿Siempre se tuvo esta concepción?
La concepción cíclica ha sido dominante en muchas culturas. En ciertas culturas asiáticas incluso hay concepciones de la reencarnación cíclica en la existencia. También los griegos tenían una concepción cíclica en que la vida individual no importaba sino que prevalecía la inmortalidad y vuelta a lo mismo de los dioses.
Es en el marco de la tradición hebrea en la que se puede detectar una cierta linealidad del tiempo. Un inicio identificado con la creación, un desarrollo y un final. Dentro de este marco el cristianismo – como hecho cultural – dará una impronta enorme a esta concepción organizando la existencia en función de una línea temporal. Con el cristianismo aparece la flecha del tiempo tal como la concebimos. El año cero en nuestra cultura genera un parteaguas y empieza a colocar los eventos a lo largo de esta línea.
Creación, declive, redención, desarrollo y juicio final podrían resumir los grandes eventos históricos con los que el cristianismo ordena la existencia. El calendario supera la simple circularidad para tener un propósito. En la Filosofía medieval – básicamente cristiana – la existencia humana es comprendida como la historia del pueblo de Dios con un propósito definido. La flecha del tiempo tiene un origen – la creación – y una dirección – el juicio final. No hay vuelta atrás.
Esta concepción, como veremos más adelante, se traduce a partir de la modernidad en la idea de Progreso. Las personas y las sociedades siente que están progresando o que deben progresar. Sienten que se mueven en una línea sobre la que no se puede volver atrás.
Si quieren ampliar lo que les hemos avanzado pueden leer esta entrada en este mismo Blog.
Actividad
Para tomar dimensión del tiempo les proponemos lo siguiente:
1. Tomen su celular y colóquense en un lugar de la casa completamente solos. Se sientan frente al celular y NO DEBEN HACER ABSOLUTAMENTE NADA durante 3 minutos. Sólo mirar los segundos como van pasando.
Una vez finalizado, escriban entre 50 y 100 palabras describiendo qué han pensado, cómo han vivido el paso del tiempo.
2. Una vez realizado el punto uno, deben explicar alguna situación en el que el tiempo les haya pasado “volando” y por qué creen que fue así.
3. Por último, si una de las preguntas fundantes que vimos interrogaba por el origen del universo y el tiempo es una flecha ¿Cómo se imaginan el final? ¿Se imaginan el infinito? Intenten responder con sus palabras.
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