La racionalidad – en el significado en que aquí lo entendemos – no es una facultad, sino un método. La aplicación del método racional presupone ciertas facultades. Pero ninguna facultad garantiza que se aplique el método racional. Y si bien solo tiene sentido calificar de racional o irracional la conducta de seres inteligentes, según que utilicen o no su inteligencia conforme a las normas del método racional, es preciso reconocer que la más aguda de las inteligencias es perfectamente compatible con una crasa irracionalidad.
La racionalidad se predica de nuestras creencias y opiniones, por un lado, y de nuestras decisiones, acciones y conducta, por otro. Llamemos racionalidad creencial a la que se predica de creencias y opiniones, y racionalidad práctica, a la que se predica de decisiones, acciones y conducta. [1]
Pensamos con una mochila que nos da herramientas para enfrentar la realidad. Una mochila individual forjada en una comunidad concreta en un tiempo concreto - Bell Ville, principios del siglo XXI - que nos permite movernos en este entorno.
Pensando intentamos entender nuestro entorno y a nosotros mismos. ¿Es así?
[1] Jesús Mosterín (1978) Racionalidad y acción humana Alianza Universidad, Madrid. página 17